El presidente de CaixaBank afirmó hace unos días que apuesta por un "liderazgo cercano, basado en el ejemplo, y en un gran respeto a las personas". Entretanto, los directores comerciales de la entidad incitan a sus empleados a "vender por lo civil o lo criminal" en un marco de presión a los empleados que los sindicatos califican de insoportable.
La contradicción está servida. ¿O no?
Twitter es el gran agujero negro de CaixaBank, el canal de comunicación que más daña su reputación. Pese al esfuerzo constante de la entidad por llenar de mensajes positivos el time line de su cuenta oficial, las caracteristicas de esta red social hacen muy difícil su control y está permanentemente llena de clientes insatisfechos, empleados protestones y demandantes que nadie atiende.
Ahora que Elon Musk se ha echado para atrás en su intención de comprar Twitter, tal vez sea el momento de que Goirigolzarri tire de chequera.
Hace solo unos días el mundo se despertaba con la impresionante noticia de que AENOR (obsérvese el sarcasmo) había concedido uno de sus certificados a CaixaBank por el exquisito servicio que piensa prestar a las personas mayores.
CaixaBank realizó ayer, en la presentación de su Plan Estretegico, dos anuncios perfectamente vacío: que. si todo va bien, repartirá mucho dinero a sus anunciantes y que us clientes son muy importantes para el banco. Y se acabó. Concreciones, ni una.
Ser cliente de CaixaBank está cada vez más penalizado por CaixaBank. Es como si al banco de la triada Fainé/Goirigolzarri/Gortázar les diera rabia tener clientes.
Es natural: los clientes dan mucho trabajo y obligan a tener empleados, que también son engorrosos. De manera que el banco ha decidido ponerles las cosas más difíciles a sus clientes y subirles las comisiones hasta límites que rayan el absurdo. De hecho, solo el Santander se atreve a tanto.
Los resultados del primer trimetre han sido malos para CaixaBank con una caída efectiva del 85%. El banco dice que ha ganado un 22% más , gracias al maquillaje contable que ya habíamos anunciado , pero la letra pequeña, además, de la que no se hace eco la nota de prensa marca una pérdida de 500.000 clientes, un peso galopante de la inflación y unas repercusiones imprevisibles de la guerra en Ucrania.
CaixaBank ocupa el penúltimo puesto en el ranking de entidades bancarias con clientes emocionalmente satisfechos. Así lo revela el 10º Estudio de Emociones en Banca, que analiza la vinculación emocional y el grado de satisfacción de los clientes con su entidad. Y la tendencia, respecto a años anteriores, se revela a la baja.
La Junta de Accionistas ha dejado claras dos ideas: el banco le va a sacar partido a la crisis en beneficio de sus accionistas, pero la calidad del servicio serguirá siendo deficiente a costa de empleados y clientes. Se puede ser más descarnado, pero no más claro.
Se prevén malos resulatdos para el primer trismestre, pero CaixaBank loa camuflará y echará la culpa a Putin.
Hace tres años del lanzamianto del claim actual de CaixaBank. Pasamos revista a su Esuchar, Hablar, Hacer.
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