Isidro Fainé y Gorigolzarri, el mimso collar para distinto perro

Goirigolzarri había participado en 31 liquidaciones cuando llegó a Bankia
Redacción, 21 de febrero de 20122

Cuando José Ignacio Goirigolzarri llegó a la presidencia de Bankia en 2012, sus asesores de imagen le propusieron el cambio inmediato de marca como medida para distanciarse de su predecesor. Rodrigo Rato estaba ya metido  en el pozo de los escándalos que lo llevarían a la cárcel, y no era cosa de que lo asociaran con él.

Dicen los que lo oyeron que Goirigolzarri contestó a la propuesta con una negativa implacable: «Eso sería el mismo perro con distinto collar». 

Y se puso a la tarea de cambiar de perro. Tardó casi diez años, pero lo consiguió. Hoy es el presidente del mayor banco del país, y ha llegado a la meta con sus  armas favoritas: liquidando entidades, aligerando estructuras y manejando  con mano maestra la imagen, la comunicación y el marketing.

Del paro a elegido del gobierno

El gobierno llamó a Goirigolzarri  a presidir Bankia en mayo de 2012, cuando Rato ya era un juguete roto y había que salvar los muebles -que no el dinero- de la otrora emblemática Caja Madrid. El vasco estaba, qué lástima, en el paro, donde había ido por voluntad propia tres años antes tras comprobar que no iba a poder hacerse con la presidencia del BBVA.

Un paro, dicen,  austeramente bonificado con 65 millones de euros, pero humillante para alguien todavía joven y justito de escrúpulos.

Goirigolzarri consiguió del gobierno todo lo que quiso y dejó Bankia presuntamente saneada, aunque a costa de que los ciudadanos soltáramos la bonita cifra de 40.000 millones, de los que es poco probable que volvamos a ver algo.

El amigo de Fainé

Pero él había venido a lo que había venido: a acordar con su amigo Fainé -ambos habían codirigido la CECA durante años- la entrega de Bankia a CaixaBank a cambio de la presidencia de la entidad y cuatro menudencias más.

Nada nuevo. Siempre el mismo collar, pero con distinto perro. El propio personaje alardeaba no hace mucho de haber participado en 31 liquidaciones de otras tantas entidades adquiridas por el BBVA en América Latina; era todo un experto en cerrar oficinas, en reducir plantillas y en rebajar calidad de los servicios.

Y más experto aún en hacerlo todo con una cuidada y cuidadosa imagen. Por algo en el reparto de funciones que hicieron el presidente y el consejero delegado cuando se detalló la absorción de Bankia por CaixaBank se espeficó que Goirigolzarri se quedaría solo con tres áreas, en apariencia menores: auditoría interna, secretaría del Consejo… y comunicación.

Solo faltaría.

Dejémoslo aquí por hoy. Pero habrá más. El presidente de CaixaBank  es todo un personaje, y da mucho juego.