Imagin, un neobanco que dismula.

Imagin esconde el logo de CaixaBank y dice que es una plataforma de «estilo de vida»
Madrid, 16 de febrero de 2022

Imagin nació en 2016 como una apuesta de la antigua Caixa para ajustar su imagen a los nuevos tiempos. En pleno fragor contra la brecha digital, en Imagin hacen como que no tienen nada que ver con CaixaBank y ni siquiera se definen como banco, sino como «plataforma de servicios digitales y estilo de vida».

Porque Imagin es exactamente lo contrario de lo que reclaman Carlos San Juan y los desesperados usuarios de la banca tradicional. Es lo que se conoce en la jerga actual como un neobanco, es decir, una plataforma financiera que presta todos sus servicios de forma exclusivamente digital.

Para milénial y centénial

Cuando los jóvenes empezaron a huir de la bancarización tradicional, en la que se veían maltratados a golpe de comisiones y papeleos, surgieron los neobancos, sistemas ágiles, exclusivamente digitales y cercanos a un lenguaje y a una concepción de la vida más acorde con el espíritu milénial, cuya capacidad de consumo y generación de riqueza empezaba a cobrar peso.

Con Imagin, La Caixa tendió las redes para que cayeran en ellas los que huían de su caduco modelo de negocio. Y no parece que le haya ido mal del todo. La entidad dice que tiene una cuota del 16%, aunque nunca hay que tomarse al pie de la letra sus propias estadísticas.

Lo cierto es que la nueva CaixaBank ha seguido apostando por el modelo del neobanco con una variante notable: un alejamiento cada vez mayor entre ambas marcas, como pone de relieve la nota de prensa de Imagin de comienzos de año, donde la estrella de Miró que define a la entidad propietaria ya no está presente.

Una moderna ONG

Incluso, en estos tiempos de virguerías lingüísticas, los matices avanzan hasta el punto de que, al decir de ellos mismos, Imagin no pertenece a CaixaBank, ni está integrada en su grupo, sino que solo «es impulsada» por el banco, sin que quede claro qué se quiere decir con ello.

Con todo, lo más interesante de Imagin es que se aproxima más al estilo de una moderna ONG que al de un proveedor de servicios bancarios. Ahondando en las notas de prensa y en los sitios web de la entidad, se descubre que Imagin es «una plataforma de servicios digitales y estilo de vida»  donde la misión financiera de la entidad aparece diluida y  que se dirige de manera directa a «niños de 0 a 11 años» y a «adolescentes de 12 a 17».

Los imaginers, que así se llaman, al parecer, los miembros de la plataforma, participan en esta nueva realidad en torno a seis grandes áreas temáticas: sostenibilidad, solidaridad, música, videojuegos, tendencias y tecnología. Es decir, de todo, menos lo que se espera de un banco.

Solo al final, y como de pasada, el neobanco habla de dinero, pero solo para decir que «la aplicación permite cubrir  las necesidades de ahorro y de financiación de los usuarios», signifique eso lo que signifique.

Y, por supuesto, no hay una sola mención a la brecha digital, porque esta plaforma tan moderna no está pensada para Carlos San Juan.