Redacción, 9 de junio de 2022
El presidente de CaixaBank afirmó hace unos días que apuesta por un «liderazgo cercano, basado en el ejemplo, y en un gran respeto a las personas». Entretanto, los directores comerciales de la entidad incitan a sus empleados a «vender por lo civil o lo criminal» en un marco de presión a los empleados que los sindicatos califican de insoportable.
La contradicción está servida. ¿O no?
Liderar con el ejemplo
Goirigolzarri hizo sus afirmaciones sobre el tipo de liderazgo que propugna en un acto organizado por Fundación CEDE (Confederación Española de Directivos y Eejecutivos) hace solo unos días. Más o menos al tiempo, se hacían públicas las frases que hoy pueblan el vademecum de los directivos de CaixaBank para incentivar la actividad comercial de sus empleados.
Frases como «“Hay que vender por lo civil o lo criminal”, “Ahora es el momento de pedir favores”, “No te ganas la nómina”, “Fuera hace frío”, “Eres un problema, nadie te quiere», están a la orden del día en los procedimientos de incentivación para la venta de productos dentro de la entidad.
Más allá de que, como señalan los sindicatos, estos modos incumplen el Código Ético del Banco, estas exigencias calan hasta el cliente, que se ve sometido a una presión añadida, pero que, sobre todo, se ve desatendido en aquellas necesidades del servicio que no tienen traducción comercial inmediata.
Clientes desatendidos
«Nadie me atiende», «mi gestor no me contesta», «no sé a quién acudir para resolver mis porblemas» son las expresiones habituales de los clientes de CaixaBank que se escuchan asiduamente en las oficinas y, sobre todo, en las redes sociales, donde cada vez es mayor el runrún del descontento.
¿Qué tiene que ver esta situación con las palabras de Goirigolzarri sobre el liderazgo cercano? Nada, absolutamente. El presidente de CaixaBank reparte homilías sin ningún pudor, a partir seguramente de los papeles que le preparan sus ghostwriters y le da exactamente lo mismo su encaje con la realidad.
Es más o menos como cuando su colega Gortázar dice que «hay que escuchar con amor». ¿Quién les puede creer una palabra?
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