La atención de CaixaBank a los mayores es cada vez peor, pero Calviño se ha olvidado del tema
Redacción 7 de julio de 2022
A comienzos de año la iniciativa de Carlos San Juan «pidiendo a los bancos atención humana» provocó incluso la intervención de la vicepresidenta Calviño exigiendo a los bancos medidas que salvaran la brecha digital. Nadie se acuerda ya de aquello y, en el caso de CaixaBank, la desatención ha ido a más cada día. Más cierres de oficinas, menos empleados y una app que no funciona.
Mucho Imagin para los jóvenes y mucha sofisticación para los clientes de Banca Privada. Los demás, que se las apañen.
Mala memoria
Es asombrosa la mala memoria que tenemos. -unos más que otros. Aquella campaña del anciano de 78 años exigiendo mejor trato bancario a los clientes mayores tuvo tanta resonancia que la propia responsable del Gobierno en materia digital y vicepresidenta económica se puso muy seria diciendo que iba a exigir a los bancos medidas inmediatas.
Sonaba a aquello de la película Casablanca: «Qué escándalo. En este bar se juega», que decía el jefe de policía mientras se guardaba sus ganancias.
Como es natural, los bancos, a través de sus asociaciones -la AEB y la CECA- contestaron que ya estaban tomando medidas muy imaginativas como el ‘cashback’ y el ‘cash-in-shop’, que nadie sabía lo que era y nadie lo sabe aún.
Carlos San Juan se convirtió en una figura nacional e incluso hizo anuncios en la tele.
Y algunas semanas después, el tema se olvidó.
Cada vez peor
El balance, seis meses después, es lúgubre, sobre todo en el caso de CaixaBank. Cada semana se cierran más oficinas, un nuevo ere acaba de poner en la calle a otros casi 500 empleados y los cajeros no dan soluciones eficientes.
Pero el colmo del desaguisado es que los nuevos sistemas tampoco resuelven las demandas de los clientes. La brecha digital es tan absurda que ha dejado sin servicio tradicional a los clientes de siempre, pero tampoco ha sabido aportar nuevas soluciones.
¿Por qué la vicepresidenta Calviño está ahora tan callada? ¿Qué fue de aquellas exigencias tan perentorias?
¿Habrán querido tapar la boca a Carlos San Juan promoviendo su nombramiento la semana pasada como «Ciudadano Europeo del año»?
Nadie pone el cascabel al gato.
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