Los analistas se preguntan qué ficha moverá CaixaBank contra el palo del Gobierno
Redacción, 14 de julio de 2022
El nuevo impuesto sobre la banca anunciado por Pedro Sánchez en el debate sobre el Estado de la Nación ha arrojado un jarro de agua fría sobre las optimistas previsiones de CaixaBank para los próximos meses.
Analistas y expertos consultados por este periódico no dudan de que Goirigolzarri se revolverá contra este anuncio. Su voracidad, más que demostrada, le obligará a adoptar medidas para compensar las pérdidas. No cabe descartar nuevos recortes que afecten a la calidad del servicio.
Una caída brutal en Bolsa
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, ya había anunciado un impuesto especial a las eléctricas para compensar los problemas económicos del momento. Tenía cierta lógica, toda vez que la subida de los precios de la energía obligaba a tomar medidas reequilibradoras entre las empresas del sector y los consumidores.
Pero nadie esperaba el golpe de efecto cuando, desde la tribuna del Congreso de los Diputados, Sánchez anunció también un impuesto especial sobre la banca. De inmediato, todos los bancos cotizados en la Bolsa española cayeron fulminantemente. Esa caída fue especialmente brutal en el caso de CaixaBank, el banco español con menor presencia internacional y, por tanto, más expuesto a la política doméstica.
Caer un 8 por ciento en una sola sesión es caer mucho y de ahí derivan consecuencias imprevistas para la cuenta de resultados de la entidad. El compromiso adquirido de retribuir generosamente a los accionistas queda ahora comprometido y algunos grandes tiburones, como BlackRock, no se van a consolar de sus pérdidas millonarias echándole la culpa al Gobierno.
Pedirán cuentas a quien les hizo promesas demasiado optimistas.
Un error de cálculo
La tripleta Fainé / Goirigolzarri / Gortázar se las prometía muy felices con la crisis que ya está sobre nosotros. Por resumirlo brevemente, la subida de tipos dispara el precio del dinero y tanto las hipotecas como el resto de préstamos se convierten, como en los viejos tiempos, en un negocio boyante. Toda la banca española estaba feliz como una perdiz con las perspectivas que se avecinaban.
Habrá que ver ahora, una vez que se concrete en qué consiste este impuesto especial sobre beneficios extraordinarios.
El único consuelo que Goirigolzarri, un hombre rencoroso como pocos, puede extraer de este episodio, es que el propio Gobierno se pega un tiro en el pie con este impuesto porque, como accionista del 16% de CaixaBank, el anuncio le ha hecho perder más de 300 millones de euros en una sola tacada.
Entre unas cosas y otras, Teresa Santero no gana para disgustos.
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