Una sentencia reciente de un Juzgado de Madrid condena a CaixaBank por expresa conducta de temeridad y mala fe al alargar innecesariamente un procedimiento que sabía perdido con el único fin de retrasar la devolución al cliente de las cantidades adeudadas. Otro caso reciente pone de manifiesto un prodigioso hallazgo para no pagar: ignorar la sentencia y seguir procediendo como si no se hubiera producido.
Son solo dos ejemplos de los manejos judiciales del banco presidido por Goirigolzarri: no importa lo que cueste, lo importante es que el cliente que denuncie no se salga con la suya.
Cálculos erráticos y equivocados
El caso del Juzgado de Madrid es muy similar a uno que habíamos contado en estas páginas referido a los bonos AISA emitidos en su día por BankPyme. En aquel caso, la estrategia de CaixaBank, que le salió mal, era argüir que quien había emitido aquel producto era una entidad diferente. Siendo eso cierto, el juez estimó que, habiéndola adquirido CaixaBank para quedarse con sus activos y su cartera de clientes, también le tocaba quedarse con sus errores y sus engaños, y pagar por ello.
En esta ocasión, la estrategia utilizada ha consistido en prolongar indefinidamente la causa para no compensar al cliente. Y tanto la ha prolongado que el juez ha entendido que se trata de una estrategia fraudulenta y le condena, entre otras cosas, a pagar «las costas devengadas en este incidente, con explícita declaración de temeridad [El destacado es nuestro]».
Después de leer detenidamente el fallo de esta sentencia y su rocambolesca historia, hay que preguntarse si es este el modo en que los abogados de CaixaBank actúan: enredando en los juzgados para vencer por agotamiento.
Hacer como si nada
El segundo caso es aún más delirante. El bufete Nogués Abogados, experto en estos menesteres, consigue una sentencia favorable para un cliente en el caso por usura de una tarjeta revolving, asunto sobre el que ya hemos escrito en estas páginas. El juzgado ordena a CaixaBank que anule la tarjeta y que devuelva todas las cantidades cobradas. Pues bien: CaixaBank no solo ignora la sentencia sino que sigue cargando al cliente cantidades derivadas del uso inadecuado de la tarjeta.
El bufete ha recurrido y es seguro que ganará, pero mientras tanto CaixaBank sigue infligiendo un daño al cliente con el que no se sabe bien lo que persigue.
Son solo dos ejemplos, y dos ejemplos que son públicos y están expuestos en las redes. No son ni mucho menos los únicos. La locución «reclamaciones contra CaixaBank» arroja en internet la friolera de 397.000 resultados.
Una cifra que los gestores del banco del dueto Gorigolzarri/Gotázar deberían hacerse mirar.
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