Entrevista a Xavi Arana, analista financiero y exdirectivo de Caja Madrid

Imagen tapada de Xavi Arana

 

Xavi Arana es el pseudónimo de un exdirectivo de Caja Madrid, que salió de la entidad en 2011 cuando se transformó en Bankia. Desde entonces, trabaja en el sector financiero, como analista y consultor. Dado que mantiene relaciones profesionales con CaixaBank y con muchos de sus clientes, ha aceptado hablar con
nosotros al amparo de la confidencialidad.

P. Su tesis, si no hemos entendido mal sus escritos, es que el Estado y el Mercado no están tan distanciados como el gran público cree.

R. Así lo creo. Las relaciones entre el Estado y el Mercado, entre lo público y lo privado, son tan sutiles que se entremezclan. El bancario es uno de los sectores de la economía más protegido  y más intervenido por los poderes públicos. Casi todo el mundo cree que los bancos, como son privados, funcionan de acuerdo a las leyes de la economía de mercado, pero la realidad no es así.

P. ¿Y cómo funcionan, entonces?

R. Funcionan regidos por el más descarado favoritismo del poder. Por un lado, cuentan con unos privilegios únicos, como es la capacidad para crear dinero; con ayudas, como los créditos fiscales, o con protecciones dictadas exprofeso por temor a las periódicas crisis bancarias. En consecuencia, la competencia real en el sistema financiero no existe: sobrevive el que cuenta con el apoyo del Estado.

P. La red de banca pública que había en España se desmanteló. La causa inmediata fue la
pésima gestión de las cajas, pero ¿cree que hubiera sido mejor evitar el desmantelamiento?

No sé. Eso es jugar a economía-ficción. En Alemania las cajas de ahorro (Sparkasse) subsisten y tienen un gran peso en el sistema financiero. Pero los problemas de fondo de la actividad bancaria, con banca pública o sin ella, son estructurales por su propia condición, porque en realidad las operaciones financieras no aportan valor añadido a la economía. De hecho, hay que recordar que el IVA (Impuesto de Valor Añadido) grava la corriente de productos y servicios, pero la mayoría de las operaciones financieras están exentas de él. El propio Estado asume que la actividad bancaria no aporta valor a la economía real.

P. ¿Sobrevivirá la banca tal como la conocemos ahora? 

Pues no, pienso que en el medio plazo no hay futuro para la banca tal como la conocemos. Ahí están las fintech, las criptomonedas, el metaverso, la tecnología blockchain… En ese contexto, nuestros bancos tradicionales viven de la inercia de sus muchos clientes. El caso de CaixaBank es paradigmático. Creció por el sistema de absorber  casi todas las cajas de ahorros, que representaban en conjunto la mitad del sistema financiero español y desde entonces vive de las comisiones que repercute sobre sus muchos clientes. Infla la cuenta de resultados a golpe de comisiones, y mañana Dios dirá.

P. Usted siempre ha pensado que Fainé es el gran demiurgo que supo quedarse con las
cajas y que controló el proceso desde la CECA, con Goirigolzarri de segundo. ¿Ha engañado a los gobiernos o los gobiernos se han valido de él?

No sé si ha sido un gran demiurgo o simplemente el más listo de la clase y el más avezado. ¿Engañar? No, no creo que haya engañado a nadie. Tuvo la habilidad de convencer a los gobiernos de turno con aquello de “la vertebración nacional”, y le compraron el producto. A partir de ahí, todo el monte fue orégano.