Redacción, 3 de noviembre de 2022
Los resultados del tercer trimestre, que ya hemos comentado en días anteriores, han proporcionado unos notables beneficios, que representan el 21,5 % de incremento respecto al mismo periodo del año anterior. Sin embargo, la bolsa castigó duramente estos resultados porque los especialistas consideran que responden más a maniobras de ingeniería financiera que a verdadera rentabilidad del negocio.
A continuación señalamos las cinco claves que según las fuentes consultadas lastran los resultados de la entidad:
1. Generalización del cobro de servicios a la gran base de clientes.
La mayoría de los clientes procede de las antiguas cajas de ahorros -desde la propia CaixaBank hasta todas las posteriormente incorporadas-, y recibían un trato cuidadoso por parte de sus entidades. Esto se acabó: los servicios prestados se cobran ahora a todos los clientes con comisiones desorbitadas. Por ejemplo, los ingresos por comisiones netas crecieron respecto al año pasado un 15,1 %. Hay que señalar que este capítulo se compone mayoritariamente (50,6% del total) de comisiones recurrentes -bancarias, valores y otros-.
2. Reducción de costes de estructura
Con su crecimiento desmedido, CaixaBank decidió un lógico adelgazamiento de su estructura para hacerse más eficiente, un adelgazamiento que pactó con los sindicatos y retribuyó adecuadamente a los trabajadores. Pero esto no fue suficiente para obtener las rentabilidades prometidas a los accionistas y el banco tuvo que entrar en un severo plan de dieta. Una dinámica endiablada a través de despidos encubiertos y cierres masivos de oficinas. Solo en los 9 primeros meses de 2022: ya hay 5.251 empleados menos, 856 oficinas menos y 1.379 terminales de autoservicio menos. Estas eran, quizá, las ideas imaginativas que apuntaba Gortazar en la presentación de la fusión-absorción de Bankia. El servicio se ha resentido, pero los números salen.
3. Incremento de productos y servicios asociados.
El cliente que se queda en CaixaBank sabe que va a ser bombardeado y, en ocasiones, obligado, a la adquisición de productos no estrictamente bancarios. Los seguros son el producto por antonomasia donde las direcciones territoriales imponen más presión y, como existe tal variedad de ellos, son colocados en sus diversos formatos a cada descuido. Pero hay otros productos también susceptibles de venta: viviendas, por supuesto, coches e incluso electrodomésticos. Y todos ellos, naturalmente, con sus correspondientes comisiones. El incremento de los ingresos y gastos amparados por contratos de seguros respecto al año anterior ha sido del 31,6 %; sin embargo, el margen de intereses (actividad típica y tradicional de la banca) no ha llegado a alcanzar el 10 por ciento.
4. Descremado en la base de clientes
Las quejas de pensionistas o clientes del mundo rural que se sienten maltratados por la entidad no son el efecto de una mala gestión, sino una decisión consciente y premeditada de la entidad de eliminar a los clientes de medio pelo que no adquieren productos de valor ni pueden aportar depósitos boyantes ni otros productos parafinancieros. Los resultados son flagrantes: CaixaBank crece en beneficios pese a haber perdido 700.000 clientes desde la fusión. Estos son más clientes de los que tienen bancos como Bankinter o las antiguas cajas gallegas agrupadas en Abanca.
5. Impulso y venta cruzada en las hipotecas
Las hipotecas son uno de los productos estrella de CaixaBank y lo van a ser más en el escenario financiero que se avecina. Pero más allá de la rentabilidad que ellas mismas producen -y de lo que hablaremos- el producto hipotecario es idóneo para verse envuelto de otros productos , de los que el cliente casi ni se entera o que los considera inevitables: seguros de hogar, seguros de protección de pagos, seguros de vida, etcétera.
Con estas cinco claves se entienden muchas cosas
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