CaixaBank lleva un tiempo modificando sus oficinas con intención aparente de modernizarlas, pero lo que en realidad está haciendo es establecer una tipología en la que diferencia a sus clientes entre categorías bien diferenciadas: los ricos, los pobres, y una clase media urbana y con posibles.
Ana recibió a mediados del pasado año el dinero de una herencia y decidió depositarlo en su banco de toda la vida, CaixaBank, para que se lo administraran, pese a tener una hija trabajando en un banco de la competencia.
La cantidad era de 30.000 euros, y de ese dinero quería disponer libremente a medida que el tratamiento de su hijo lo fuera requiriendo.
El olor a elecciones se expande por el ambiente y, salvo el votante medio, que está más preocupado por otras cosas, el país se prepara para el acontecimiento. La demagogia, que nunca se ha ido, toma posiciones con más fuerza que nunca: un impuesto a la banca para gestionar la crisis, dice el gobierno. Y la oposición dice que bueno, que vale, que sí. Y los organismos reguladores, a lo que mande el señorito.
Cinco claves que lastran los resultados de CaixaBank, pérdida de clientes, subida de comisiones, hipotecas, venta cruzada...
Los resultados presentados por CaixaBank al final de tercer trimestre han sido, sobre todo, confusos. Ha ganado un 17,7% más en base comparable, pero sus beneficios han caído un 48,8% por los ajustes contables derivados de la absorción de Bankia. No queda muy claro lo que quiere decir eso.
Xavi Arana es el pseudónimo de un exdirectivo de Caja Madrid, que salió de la entidad en 2011 cuando se transformó en Bankia. Desde entonces, trabaja en el sector financiero, como analista y consultor. Dado que mantiene relaciones profesionales con CaixaBank y con muchos de sus clientes, ha aceptado hablar con nosotros al amparo de la confidencialidad.
El Estado no tiene intención de salir de CaixaBank, donde controla casi el 20% a través del FROB y donde llegó tras las carambolas extrañas que se produjeron a partir de la intervención de Bankia y su posterior absorción.
Las tarjetas híbridas, que funcionan mediante un endiablado procedimiento que las hace ser de crédito o de débito de un modo difícil de entender, siguen funcionando en CaixaBank bajo el nombre de MyCard.
La propuesta que, al parecer, ha hecho CaixaBank al Gobierno para que se congelen las hipotecas durante un año ha enfadado a sus competidores porque una medida así les podría hacer perder mucho dinero, ahora que los intereses se disparan.
La situación en las oficinas de CaixaBank resulta cada día más insostenible. La pésima calidad del servicio y la desatención derivada de la falta de medios hace que los casos de amenazas y agresiones crezcan de manera exponencial.
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